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Hoffer: la paradoja de la historia

Peter Charles Hoffer, en su libro The Historian´s Paradox (La paradoja del historiador) , reflexiona sobre el papel del conocimiento histórico. Propone una perturbadora paradoja: "La historia, cuanto más requerida es, se vuelve menos confiable" La historia, dice Hoffer, es una verdad imposible, pero a la vez es una verdad que necesitamos. Al comienzo de su carrera como profesor de historia en la universidad - dice -, hace aproximadamente 40 años (1); se encontró a sí mismo escribiendo y dictando clases con mucha confianza y convicción acerca de algo que nunca podría llegar a conocer realmente en persona; tratando de llevar a sus estudiantes y lectores a tiempos y lugares en los que nunca había estado; esperando que creyeran lo que decía y escribía.  Se puede percibir cierta ironía en que su trabajo se sustentaba en abundantes citas de autoridades académicas que habían pasado por el mismo problema que él. Todos ellos había escrito sobre tiempo de los que realment

Poe, García Marquez y el principio de la decadencia

En un momento determinado, en cuerpos de diferente índole, aparece la causa de su propia degeneración. Como si hubiera un principio de decadencia en la naturaleza; una especie de “programa” o “chip” de autodestrucción que se activa automáticamente de modo que, aun cuando se puede prolongar el estado de las cosas, aun cuando sea posible mantener cierto orden, quitar el polvo, reducir la mortalidad infantil, aumentar las estadísticas de esperanza de vida, hacernos viejos; a la larga, a pesar de todo, una norma degenerativa y mortal acabará por establecerse en todo lo que existe. "Nada es para siempre" El mismo principio decadente se enseñorea de objetos incorpóreos, de dimensiones de la realidad que no se desarrollan en un plano necesariamente físico - como ocurre con la cultura, el poder político, las ideologías. Existe una especie de fatiga de las ideas que hace que las propuestas filosóficas caduquen; que las expresiones artísticas envejezcan; que los imperios

Krauker: Paradigmas y paradojas

El sol de la tarde se abre paso a través de los árboles. Los últimos días de diciembre son los primeros del invierno en esta parte del mundo. El camino rural entre los robles y una temperatura de 1° son los detonantes que nos llevan a recordar aquella película.  John, circunstancial y sacrificado profesor de manejo, me resume el argumento de"In to the wild", película del 2007 basada en la novela de Jon Krauker: Un joven de una familia acomodada, cansado de la vida que llevaba quema el dinero que ha recibido junto con su auto y decide emprender un viaje audaz lejos de la civilización. Su camino termina en Alaska, en un bus abandonado en medio del bosque donde vive de la caza y de plantas silvestres. En ese lugar finalmente muere de hambre, solo y enfermo.  Inevitable no pensar en Frost y el llamado a vivir decisiones audaces y la vieja tradición poética vigente, tal vez hasta el siglo XVIII que exalta la vida sencilla en la naturaleza. El llamado a vivir la vida retir

Frost: la vida como elección

Escribe William H. Pritchard (1) sobre la biografía de Frost que las decisiones temerarias en su vida podrían estar conectadas con su poesía. En "The Trial by Existence", publicado seis años antes de su viaje a Inglaterra, propone que la esencia de la vida consiste en escoger en grande y luego obtener nada sino aquello que de alguna manera se ha escogido. En "The sound of Trees"  habla acerca de estar listo para partir hacia alguna parte tomando una decisión temeraria: "...Voy a partir hacia algún lugar, voy a tomar esa audaz decisión, el día en que los árboles se manifiesten y sus voces asusten a las blancas nubes que sobre ellos pasan. Tendré, entonces, menos qué decir, pero ese día habré partido." Dejar EE. UU. para ir a Inglaterra no fue la única decisión audaz en la vida de Frost y es inevitable hacer la conexión con la propia vida ¿No hemos hecho acaso decisiones audaces en algún momento? ¿No es verdad que solamente cuando hemos sentido

Tolstói: La libertad como ilusión

En los últimos capítulos de la Danza Inmóvil, la novela de Manuel Scorza, los dos  protagonistas mueren arrepintiéndose del destino que escogieron. En una simetría dramática ambos piensan que el otro eligió mejor; a pesar de haber decidido caminos opuestos terminan encontrándose con una muerte solitaria.  Las consecuencias de las elecciones equivocadas son parte del peso de la libertad. Vivir implica un continuo acto de elegir, un ejercicio mínimo de libertad que nos sobrecarga. Cuando se es niño parece que frente a nosotros hay muchísimas posibilidades, a medida que nos acercamos al final de la vida, el mundo se percibe como muchas puertas que se quedaron sin abrir; unidas a la interrogante ¿y si hubiera tomado alguna de esas puertas? Si hubiera estudiado esa otra carrera; si hubiera casado con aquella mujer; si hubiera aceptado aquella oportunidad.  La libertad presupone elegir.  Pero y si realmente no existieran las verdaderas elecciones. Y si todas las elecciones fue

La libertad como atributo abstracto

La libertad es una cuestión fundamental. No solo de los estudiantes de filosofía o de Derecho. El niño que sueña con ser adulto; el joven que desea terminar una carrera; el hombre que aguarda el tiempo de su jubilación y, tal es la paradoja, incluso el hombre mayor que sueña con ser otra vez niño; todos ellos tienen el color del anhelo de la libertad en sus pensamientos.  Se puede estar de acuerdo con el párrafo anterior, en tanto que es una realidad de la que hemos sido testigos o quizá protagonistas. Cada quien ha tenido su propio sueño de libertad atado a un momento futuro; alguna vez alguien ha pensado "si apruebo ese examen"; "si consigo ese trabajo" o "si acaso me voy lejos de todo".  Tales pensamientos suponen un reconocimiento implícito: la ausencia de libertad. Todas las proyecciones futuras de libertad solamente serían posibles en tanto que alguien se perciba prisionero. Un preso cuenta los días que faltan para salir de la celda, del

La verdad y el silencio

Era la década de los noventa; el escenario: una clase de filosofía del Derecho en la que se discutía la posibilidad de la libertad. La pregunta fue simple y directa ¿qué es la libertad? La respuesta debe ser valorada por la honestidad académica del profesor. Primero un pequeño silencio, luego un intento de articular una idea seguido por otro silencio, esta vez uno largo ¿qué tan largo? Digamos que lleva ya varias décadas. Quienes tenemos el hábito de considerar las diferentes posibilidades de una proposición; de hacer un test de "compatibilidad" entre una formulación teórica y su idoneidad para satisfacer las diferentes circunstancias en las que esa afirmación debería ser validada; entendemos la honestidad del silencio. Desde el momento en que se descubre que no hay respuestas sencillas también se llega a entender que implícitamente o de manera manifiesta no existen las preguntas simples; que la simplicidad y la complejidad están en quien observa y que es posible