La respuesta debe ser valorada por la honestidad académica del profesor. Primero un pequeño silencio, luego un intento de articular una idea seguido por otro silencio, esta vez uno largo ¿qué tan largo? Digamos que lleva ya varias décadas.
Quienes tenemos el hábito de considerar las diferentes posibilidades de una proposición; de hacer un test de "compatibilidad" entre una formulación teórica y su idoneidad para satisfacer las diferentes circunstancias en las que esa afirmación debería ser validada; entendemos la honestidad del silencio.
Desde el momento en que se descubre que no hay respuestas sencillas también se llega a entender que implícitamente o de manera manifiesta no existen las preguntas simples; que la simplicidad y la complejidad están en quien observa y que es posible que el silencio no siempre sea una señal de ignorancia sino un signo de sabiduría.
Roberto Pável
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