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Ken Follet y Los Pilares de la Tierra

Los Pilares de la Tierra de Ken Follet tiene ciertas virtudes y defectos que hacen de esta novela una obra televisable. El autor es un especialista en Thrillers amante del proceso de construcción de las catedrales medievales y que comenzó a escribir el libro por 1976 y concluyó finalmente en marzo de 1989. Una novela histórica escrita por un especialista en thrillers prometería ser una experiencia satisfactoria. Sin embargo, podría no serlo del todo. Veamos: La historia presenta una simetría muy interesante en el planteamiento y desenlace. Inicia con el ahorcamiento de un inocente y concluye con el ahorcamiento de un culpable. Inicia con una maldición pagana y termina con la humillación de un rey ante la iglesia. En el camino Follet se las arregla para anclar su novela con un hecho histórico, el asesinato de Tomás Becket y en el proceso, va dejando detalles de la vida y costumbres en la edad media. La historia está salpicada de una serie de aventuras y problemas que van siendo resuelt

El Sueño del Sueño

El canal de las noticias le sacó de aquel mal sueño. La cuarentena, las responsabilidades y un incompleto rompecabezas de Monet estaban acabándolo. Era la tercera mala noche consecutiva.    En su sueño, Missouri demandaba a China por  los daños del COVID-19; luego China demandaba a USA por la crisis financiera; México, a España, por la conquista; España a Arabia Saudita, por la batalla de Guadalete; los palestinos al Vaticano, por las cruzadas; Italia, a Alemania por... entonces despertó con la rabiosa vergüenza que da la estupidez ajena. Miró el reloj, calculó sus movimientos; medio dormido, creyó escuchar a Trump diciendo:   _ «... supongamos que introduces luz dentro del cuerpo, o una inyección con desinfectante, suena interesante para mí.» Se pellizcó.  - «¿Sigo soñando o la realidad es absurda?»  Inyectarse desinfectante había sido probado con éxito por los suicidas, pero como política de salud, era toda una ocurrencia.  -«Tal vez, es un sueño dentro de otro sueño.» Entonces sint

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«Nacemos olvidados.» - pensaba. - «San Agustín lo sabía; Romanos enseña la predestinación; además, están las matemáticas; si restas el mayor y menor número posible con las cuatro mismas cifras, por ejemplo:

La cuenta

- «¡Que se vayan a la mismísima mierda!» - gritó. Su exactitud superlativa se debía a la no menos superlativa frustración que venía padeciendo; ¡una hora tratando de pagar una cuenta de $2.00, por peajes! Un mes atrás, ganó diez minutos usando una autopista privada; ahora, los devolvía con creces.  Primero, una página llena de links irrelevantes y un gran anuncio de los mejores tacos mexicanos; luego, una aplicación que le pidió una contraseña con letras mayúsculas, minúsculas, caracteres especiales y un par de dígitos; y además, su color favorito. Luego un sentido “¡puta madre!” anunciando que la aplicación no tenía ninguna utilidad. Una hora y varios carajos después el pago estaba hecho.  ¿Valió la pena?  Recordó el mundo hace un mes; había llegado diez minutos más temprano ese día, los cafés llenos de gente, la vida. Le había tomado una hora de su cuarentena tratando pagar esos condenados dos dólares. Percibió, que durante esa hora no había pensado en la tristeza, ni en sus padres l

A veces, es mejor estar muerto

Finalmente, el  Ministro de Salud anunció que los muertos serían dados de alta. H ubo cierto sobresalto; luego vino el miedo. Santiago era una ciudad ordenada, y generalmente no había fantasmas al medio día; era ya bastante con ver inmigrantes. Pronto comenzaron las dificultades; ¿se podía ocupar el asiento ocupado por un fantasma?;  ¿era discriminatorio? L os expertos en fantasmas sabían que sus cuerpos traslúcidos pueden ser atravesados; dicho de otro modo, el trasero de un fantasma puede contener otro trasero; pero acaso ¿no era una forma de invisibilizar a una persona recuperada?  

Los extremos se tocan

Jair había sido bautizado en el río Jordán con una túnica blanca, y su esposa podía hablar la lengua de Dios. Unificó la fe al convertirse en evangélico sin dejar de ser católico, y su presidencia, sin duda alguna, era la voluntad del Altísimo, porque como había dicho: «Dios es brasileño». Entonces, el virus se extendía por el mundo, 33,000 casos en Brasil y 2,000 muertos; y proclamó:  «Histeria, las cifras son falsas.»

Antes de que todo esto acabe

Serie de Relatos Breves –La estamos pasando mal –le dijo ella, y agradeció por los alimentos.  En ese pequeño pueblo en el centro de Texas no había transporte público y sin auto... «Si no fuera por esto, mis hijos no tendrían qué comer… ni siquiera puedo ir a comprar al supermercado». Él se conmovió, le dijo que podía llevarla cuando terminara de repartir los víveres.