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La cuenta

- «¡Que se vayan a la mismísima mierda!» - gritó. Su exactitud superlativa se debía a la no menos superlativa frustración que venía padeciendo; ¡una hora tratando de pagar una cuenta de $2.00, por peajes! Un mes atrás, ganó diez minutos usando una autopista privada; ahora, los devolvía con creces.  Primero, una página llena de links irrelevantes y un gran anuncio de los mejores tacos mexicanos; luego, una aplicación que le pidió una contraseña con letras mayúsculas, minúsculas, caracteres especiales y un par de dígitos; y además, su color favorito. Luego un sentido “¡puta madre!” anunciando que la aplicación no tenía ninguna utilidad. Una hora y varios carajos después el pago estaba hecho.  ¿Valió la pena?  Recordó el mundo hace un mes; había llegado diez minutos más temprano ese día, los cafés llenos de gente, la vida. Le había tomado una hora de su cuarentena tratando pagar esos condenados dos dólares. Percibió, que durante esa hora no había pensado en la tristeza, ni en sus padres l

A veces, es mejor estar muerto

Finalmente, el  Ministro de Salud anunció que los muertos serían dados de alta. H ubo cierto sobresalto; luego vino el miedo. Santiago era una ciudad ordenada, y generalmente no había fantasmas al medio día; era ya bastante con ver inmigrantes. Pronto comenzaron las dificultades; ¿se podía ocupar el asiento ocupado por un fantasma?;  ¿era discriminatorio? L os expertos en fantasmas sabían que sus cuerpos traslúcidos pueden ser atravesados; dicho de otro modo, el trasero de un fantasma puede contener otro trasero; pero acaso ¿no era una forma de invisibilizar a una persona recuperada?  

Los extremos se tocan

Jair había sido bautizado en el río Jordán con una túnica blanca, y su esposa podía hablar la lengua de Dios. Unificó la fe al convertirse en evangélico sin dejar de ser católico, y su presidencia, sin duda alguna, era la voluntad del Altísimo, porque como había dicho: «Dios es brasileño». Entonces, el virus se extendía por el mundo, 33,000 casos en Brasil y 2,000 muertos; y proclamó:  «Histeria, las cifras son falsas.»

Antes de que todo esto acabe

Serie de Relatos Breves –La estamos pasando mal –le dijo ella, y agradeció por los alimentos.  En ese pequeño pueblo en el centro de Texas no había transporte público y sin auto... «Si no fuera por esto, mis hijos no tendrían qué comer… ni siquiera puedo ir a comprar al supermercado». Él se conmovió, le dijo que podía llevarla cuando terminara de repartir los víveres.

El ángel y el Whisky

Serie de Relatos Breves –«¡Dale la Tablet para que no joda ese mocoso de mierda!». Lo dijo con ojos y dientes apretados; ahogando sus ojeras en un escocés doble, su último. Estaba cansada. Los días encerrada eran insoportables; su única salvación era ese escocés que tomaba con ojos cerrados; como un bálsamo sagrado.

¿Adónde?

Serie de Relatos Breves Carlos era metódico. Desde el borde de la memoria, despertaba a las cinco de la mañana. Se duchaba con agua fría; desayunaba dos panes con mantequilla y una taza de leche con café instantáneo. Luego, gastaba 15 segundos frente al espejo; sacaba los platos de la alacena, les quitaba el polvo y los guardaba. Almorzaba dos zanahorias, atún y una naranja. La siesta coincidía siempre con el segundo párrafo de una novela de Miller; siempre dormía en la misma palabra. Atardecía mirando a la gente por la ventana.  Los sábados, llegaban sus compras semanales. 

Religión y violencia

El 21 de Julio de 1209 las tropas cristianas, bajo la dirección del legado papal Armando Amalric mataron 20,000 personas entre hombres, mujeres y niños en el marco de la cruzada para erradicar la herejía de los Cátaros. Se dice que cuando aquel legado fue consultado acerca de cómo diferenciar entre católicos y Cátaros, respondió, "matádlos a todos, Dios reconocerá a los suyos". Tal vez, realmente él no dijo esa frase, pero el modo en que se procedió, la refleja perfectamente.