¿Adónde?

Serie de Relatos Breves

Carlos era metódico. Desde el borde de la memoria, despertaba a las cinco de la mañana. Se duchaba con agua fría; desayunaba dos panes con mantequilla y una taza de leche con café instantáneo. Luego, gastaba 15 segundos frente al espejo; sacaba los platos de la alacena, les quitaba el polvo y los guardaba. Almorzaba dos zanahorias, atún y una naranja. La siesta coincidía siempre con el segundo párrafo de una novela de Miller; siempre dormía en la misma palabra. Atardecía mirando a la gente por la ventana. 

Los sábados, llegaban sus compras semanales. 

Jamás veía televisión, tampoco leía periódicos. Nunca conversaba, no toleraba lo aleatorio del diálogo. En cambio, su soledad contenía el orden perfecto. La calle poseía también rituales; fluía en un sentido, luego en el opuesto, pero carecía de la simetría acabada de su mundo solitario. 

Un día, sin embargo, la calle cambió. Se quedó sin gente, como si se hubiera puesto a tono con la exactitud de su silencio.

Pasó el tiempo. Un sábado, sin contener su emoción, el chico de las compras le preguntó: «¿A dónde irá ahora que al fin se controló el virus?»

–«Gracias» –respondió Carlos, y cerró la puerta.

Roberto Pável Jáuregui Zavaleta

De: Relatos del Encierro.